El autor recoge gran parte de sus materiales de libros históricos existentes. En parte para compilar largas listas genealógicas, en parte para copiar con retoques capítulos enteros. Lo que copia así de otros ocupa casi la mitad de la obra, las listas ocupan casi la mitad del resto; en el espacio restante encuentran sitio varios discursos.
No sabemos con certeza si el autor utilizó una obra ya elaborada, que llama Midrás (estudio o ensayo) de los Reyes (2 Cr 24,27). Cuando cita como fuentes escritos proféticos, no parece usar los originales, sino materiales ya incorporados en Sm y Re. Si además tuvo acceso a archivos familiares o tribales, a documentos de corte y templo, es pregunta sin respuesta segura.
Tan importante como lo que toma el autor de Sm y Re es lo que excluye. Principalmente a) la historia de Saúl y del reino septentrional; b) los episodios menos edificantes de sus héroes, David y Salomón; c) mucho de la actividad civil, militar y política de ambos. Ahora bien, el autor no eliminó ni puso en entredicho las obras existentes, reconoció su uso y su presencia. Si el autor de la obra entera es Esdras, sería el mismo que codificó (según tradición) los escritos precedentes. El autor sabía que sus lectores conocían o tenían acceso a dichas obras; él ofrece una lectura alternativa.
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