Guerreros que se unieron a David en tiempos de Saúl
121Lista de los que fueron a Sicelag para unirse a David cuando éste se había desterrado a causa de Saúl, hijo de Quis. Eran de los soldados más valientes en el combate; 2manejaban el arco y podían lanzar piedras y disparar flechas con ambas manos. Pertenecían a Benjamín, la tribu de Saúl. 3Ajiezer, el jefe, y Joás, hijos de Semaá, de Guibeá*; Yeziel y Félet, hijos de Azmaut; Beracá y Jehú, de Anatot; 4Yismayas, de Gabaón, uno de los treinta valientes y destacado; 5Jeremías, Yajziel, Juan, Yozabad, de Guederot*; 6Eleuzay, Yerimol, Baalías, Semarías y Sefatías, de Jarif; 7Elcaná, Isaías, Azarel, Yoézer, Yasobeán, corajitas; 8Yoelá y Zebadías, hijos de Yeroján, de Guedor*.
9También algunos goditas se pasaron a David en el refugio del desierto: hombres aguerridos, hechos al combate, diestros con el escudo y con la lanza, osados como leones, ágiles como cabras monteses. 10Su capitán era Ezer; Abdías, segundo; Eliab, tercero; 11Mismaná, cuarto; 12Jeremías, quinto; Atay, sexto; Eliel, séptimo; 13Juan, octavo; Elzabad, noveno; 14Jeremías, décimo; Macbanay, undécimo. 15Todos estos gaditas eran mandos del ejército: el inferior mandaba cien hombres, el superior mil. 16Estos son los que el mes de abril cruzaron el río, cuando el Jordán rebasa las dos orillas y cierra los valles a levante y poniente.
17También algunos benjaminitas y judíos fueron al refugio de David. 18Este salió a su encuentro y les dijo:
-Si venís en son de paz, para ayudarme, yo iré de acuerdo con vosotros; pero si venís para entregarme a mis enemigos, no siendo yo un criminal, que el Dios de nuestros padres nos examine y juzgue.
19Entonces el Espíritu se apoderó de Amasay, jefe de los treinta, y exclamó:
-Somos tuyos, David.
Estamos contigo, hijo de Jesé.
La paz será tuya
y de tus partidarios,
porque está de tu parte tu Dios.
David los acogió y los asignó a los batallones de guerrillas. 20También algunos de Manasés se pasaron a David cuando éste iba con los filisteos a luchar contra Saúl. De hecho no combatió con ellos, porque los príncipes filisteos decidieron licenciarlo, pensando: <<Se pasará a Saúl, su señor, llevándole nuestras cabezas>>. 21Y cuando volviía a Sicelag se le pasaron algunos de Manasés: Adnaj, Yozabad, Yediel, MIguel, Yozabad, Elihú y Siltay, generales de Manasés. 22Combatieron en guerrillas a favor de David. Todos eran hombres de armas y llegaron a jefes del ejército.
23Día tras día llegaban a David nuevos refuerzos, hasta que dispuso de una tropa innumerable.
Guerreros que vinieron a Hebrón para hacer rey a David
24Número de los guerreros que se presentaron armados a David, en Hebrón, para traspasarle el reino de Saúl, cumpliendo el oráculo del Señor:
25Seis mil ochocientos de Judá, armados de escudo y lanza, equipados para el combate. 26Siete mil cien valientes de Simeón, armados. 27Cuatro mil seiscientos de Leví. 28Yehoyadá, jefe de los aaronitas, con tres mil setencientos. 29Sadoc, joven y valiente, con veintidós jefes de su familia. 30Tres mil de Benjamín, parientes de Saúl, que hasta entonces habían permanecido fieles en su mayor parte a la casa de Saúl. 31Veinte mil ochocientos valientes de Efraín, famosos en sus familias. 32Dieciocho mil de media tribu de Manasés, designados nominalmente para ir a proclamar rey a David. 33Doscientos jefes de Isacar, y todos sus hermanos a sus órdenes, inteligentes y oportunos para apreciar los derroteros de Israel. 34Cincuenta mil de Zabulón en edad militar, equipados con toda clase de armas y que peleaban con toda el alma. 35Mil jefes de Neftalí, con treinta y siete mil hombres provistos de escudo y lanza. 36Veintiocho mil seiscientos danitas, armados. 37Cuarenta mil de Aser, en edad militar y armados. 38De Transjordania, ciento veinte mil entre rubenitas, gaditas y la media tribu de Manasés, provistos de toda clase de armas.
39Todos éstos, hombres de guerra, en edad militar, decididos, llegaron a Hebrón dispuestos a nombrar a David rey de todo Israel. También los demás israelitas estaban de acuerdo en nombrar rey a David. 40Permanecieron allí tres días, comiendo y bebiendo a expensas de sus hermanos. 41Además, todos los de la región, incluso los de Isacar, Zabulón y Neftalí, venían con asnos, camellos y bueyes trayendo provisiones: harina, pan de higo, pasas, vino, aceite, bueyes y ovejas en abundancia, porque Israel estaba en fiesta.
Explicación.
12, 1-8 La lista es original del autor. Encabeza la serie un grupo de benjaminitas, es decir, de la tribu de Saúl; y se incorporan a David cuando se ha desterrado a territorio filisteo. Es como un recuerdo dramático de tiempos difíciles en el momento de la coronación. Ganándose a esos benjaminitas, David perseguido iba ganando terreno, establecía una cabeza de puente en la tribu rival. Era proverbial la destreza de los benjaminitas como honderos.
12,3 * = Loma.
12,5 * = Tapias.
12,8 * = Cercado.
12,9-16 Los gaditas procedían de Transjordania: otra cabeza de puente para el futuro poderío de David. Su destreza bélica se ejercita en la lucha de cerca; pasando el Jordán en crecida demostraron su valor. Valentía y agilidad son las virtudes tradicionales del guerrero israelita (lo canta David en su elegía por Saúl y Jonatán, 2 Sm 1,23).
12,17-19 Al llegar al grupo de judíos, en vez de lista de nombres leemos un oráculo profético, provocado por la apelación a Dios de David. Sus palabras tienen un vago antecedente en el discurso de Yotán (Jue 9). Según el profeta, Dios se ha puesto de parte del inocente perseguido, frente al perseguidor culpable; por medio de David apoyará a sus partidarios (compárese con Gn 12,3). Estar con David es estar de parte de Dios. Un guerrero se transforma en profeta para dar testimonio a favor de David; en esas palabras parece escucharse una alusión polémica al grito del cisma (1 Re 12,16).
La desconfianza de David al recibirlos se explica por su situación en el refugio de Adulán, acosado por las tropas de Saúl; recuérdese el caso semejante de Sansón en Jue 15,9-13.
12,20-22 1 Sm 29. No nos dice si estos manasitas son del grupo oriental o del occidental. En cualquier caso representan una tribu numerosa y bien situada. Con esta mirada hacia atrás el autor ha evocado algunos momentos difíciles de la carrera de David, pero subrayando más sus triunfos que sus penalidades.
12,24 Lo que parecía un plebiscito nacional era en realidad el cumplimiento de una profecía y una elección divina. El oráculo mueve a los hombres, crea la unanimidad, mueve la historia.
12,25-38 Por la mención aparte de Leví, el número de las tribus asciende a trece; aparte el tradicional desdoblamiento de Manasés. Más de trescientos treinta mil guerreros congrega el autor en la aldea de Hebrón; mejor dicho, en esta página, y no cuenta los voluntarios de intendencia. Es casi un primer censo.
En el concierto de escuadrones bélicos destaca ese grupito de Isacar (v.33), que sobresale por su prudencia política. No se parece mucho al "asno robusto" de Gn 49,14.
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