domingo, 10 de noviembre de 2019

1 CRÓNICAS. CAPÍTULO XVI.

El arca en la tienda (2 Sm 6,17-19)

161Metieron el arca de Dios y la instalaron en el centro de la tienda que David le habá preparado. Ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión a Dios, 2y cuando David terminó de ofrecerlos bendijo al pueblo en nombre del Señor. 3Luego repartió a todos los israelitas, hombres y mujeres, un bollo de pan, una tajada de carne y un pastel de uvas pasas a cada uno.
4A Algunos levitas los puso al servicio del arca del Señor para que invocasen, dieran gracias y alabasen al Señor, Dios de Israel. 5Asaf, jefe; Zacarías, segundo; luego Uziel, Seiramot, Yejiel, Matitías, Eliab, Benayas, Obededón y Yeguiel, con arpas y cítaras. Asaf tocaba los platillos. 6Los sacerdotes Benayas y Yajziel tocaban las trompetas a diario delante del arca de la alianza de Dios. 7Aquel día, por medio de Asaf y sus hermanos, inauguró David la alabanza del Señor:

8Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
informad de sus hazañas
a los pueblos;
9cantadle
al son de instrumentos,
comentad todas sus maravillas;
10gloriaos de su nombre santo,
que se alegren
los que buscan al Señor.
11Recurrid al Señor y a su poder,
buscad siempre su presencia.
12Recordad
las maravillas que hizo,
sus prodigios
y las sentencias de su boca.
13¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
14El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda su tierra.
15Se acuerda siempre
de su alianza,
de la palabra dada,
por mil generaciones;
16de la alianza sellada
con Abrahán,
y el juramento hecho a Isaac,
17confirmado como ley
para Jacob,
como alianza eterna para Israel;
18<<A ti te daré el país cananeo
como lote de tu heredad>>.
19Cuando eran
unos pocos mortales,
contados y emigrantes en el país,
20cuando erraban
de pueblo en pueblo,
de un reino a otra nación,
21a nadie le permitió oprimirlos
y por ello castigó a reyes:
22<<No toquéis a mis ungidos,
no maltratéis a mis profetas>>.
23Cantad al Señor la tierra entera,
pregonad día tras día su victoria.
24Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas
a todas las naciones;
25porque es grande el Señor
y muy digno de alabanza;
más temible
que todos los dioses.
26Pues los dioses de los paganos
son apariencia,
mientras que el Señor
hizo los cielos;
27honor y majestad
están en su presencia,
fuerza y belleza en su santuario.
28Tributad al Señor,
familias de los pueblos,
tributad al Señor gloria y poder,
29tributad al Señor
la gloria de su nombre,
entrad en sus atrios
trayéndole ofrendas;
postraos ante el Señor
en el atrio sagrado,
30tiemble en su presencia
la tierra entera.
Él afianzó el orbe y no vacilará.
31Alégrense los cielos
goce la tierra,
y digan los pueblos:
<<El Señor es rey>>.
32Retumbe el mar
y cuanto contiene,
exulte la campiña
y cuanto hay en ella,
33aclamen los árboles silvestres
delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra.
34Dad gracias al Señor
porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
35Decid:
Sálvanos, Señor Dios nuestro,
reúnenos de entre los paganos,
y daremos gracias
a tu santo nombre
y alabarte será nuestra gloria.
36Bendito el Señor
Dios de Israel,
desde siempre y por siempre.
Todo el pueblo respondió:
<<¡Amen! ¡Aleluya!>>.
37A Asaf y a sus hermanos los dejó al cuidado del arca de la alianza del Señor para que prestasen ante ella su servicio permanente, según los ritos de cada día. 38A Obededón, hijo de Yedutún a Josá y a sesenta y ocho de su familia los nombró porteros. 39Al sacerdote Sadoc y a sus hermanos los sacerdotes los encargó del santuario del Señor, que se encontraba en la ermita de Guibeá, 40para que diariamente ofreciesen al Señor en el altar el holocausto matutino y el vespertino, de acuerdo con todo lo escrito en la Ley que el Señor dictó a Israel. 41Con ellos, Hemán, Yedutún y los demás escogidos y designados nominalmente para cantar al Señor: <<Es eterna su misericordia>>. 42Estos tenían trompetas, platillos y otros instrumentos para acompañar los cantos del Señor. Los hijos de Yedutún eran porteros.
43Despues se marcharon todos, cada cual a su casa, y David se dirigió a bendecir a su casa.

Explicación.

16,4-7 Una vez que el arca está instalada, ya no recibe sacrificios de animales, sino la ofrenda de la alabanza. Un don más espiritual, más artístico, menos dramático. Los instrumentos musicales y la palabra poética relevan a los mugidos de las víctimas, la sangre a borbotones, la grasa chisporroteante. Hay que comparar la presente complacencia en la música vocal e instrumental con la refinada clasificación de Lv 1-8: ¿es el autor consciente del constraste?; ¿quiere subrayarlo?, o ¿pretende más bien ofrecer un complemento? La manera de hablar, el tono enfático favorecen la primera interpretación. Al proyectar hacia David, hacia el momento original del culto en Jerusalén la función de la música, el autor parece asignarle un valor de primicia.

16,4 Menciona sólo acción de gracias y alabanza, omite o no recoge la súplica; la invocación se reparte por todos los géneros. El salterio nos da un repertorio más rico.

16,8-36 El primer ejemplo de himno que nos ofrece es una composición de tres fragmentos, con ligeros retoques: 8-22 procede de Sal 105,1-15; 23-33, de Sal 96,1-13; 34-36, de Sal 106,1.47-48. Esta manera de componer, para usos litúrgicos, la conocemos por el mismo salterio, por ejemplo, Sal 108.

La primera pieza canta la palabra de Dios en forma de promesa a los patriarcas; se interrumpe muy pronto, en la etapa de peregrinación de Abrahán por Canaán y Egipto. Esto significa saltarse a Moisés, el liberador de Egipto y guía por el desierto, para empalmar directamente con el patriarca. Las últimas palabras citadas tendrían una resonancia particular para los repatriados de Babilonia.

Cuando tocaría hablar de la entrada en la tierra para tomar posesión -versos finales del salmo-, el autor introduce un canto a la realeza del Señor, a quien vienen procesionalmente a rendir homenaje. La venida de Egipto, la vuelta del destierro adquieren la figura de una peregrinación litúrgica. David y su pueblo reconocen al Señor como rey universal de todos los pueblos y del cosmos.

La conclusión es convencional y tiene cabida en diversos contextos.

16,16-17 La alianza con los patriarcas se actualiza en el reinado de David, sin pasar por la alianza del Sinaí.

16,33 En virtud del uso litúrgico concreto, la entrada del arca en Jerusalén es el ingreso del Señor para reinar en el mundo.

16,35 La petición supone una diáspora de los judíos.

16,39-40 Como todavía no se ha construido el templo, algunos santuarios locales siguen en funciones, concretamente la ermita de Gabaón (= Loma), adonde irá Salomón a consultar al Señor.

En dicho santuario, dotado de un altar, continúan los sacrificios, pero no falta la presencia de la música.


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