domingo, 10 de noviembre de 2019

1 CRÓNICAS. CAPÍTULO X.

Muerte de Saúl (1 Sm 31,1-13)

101Mientras tanto, los filisteos entraron en combate con Israel. Los israelitas huyeron ante ellos, y muchos cayeron muertos en el monte Gelboé. 2Los filisteos persiguieron de cerca a Saúl y sus hijos, e hirieron a Jonatán, Abinadab y Malquisúa, hijos de Saúl. 3Entonces cayó sobre Saúl el peso del combate; los arqueros le dieron alcance y lo hirieron a flechazos. 4Saúl dijo a su escudero:
-Saca la espada y atraviésame, no vayan a llegar esos incircuncisos y abusen de mí.
Pero el escudero no quiso, porque le entró pánico. Entonces Saúl tomó la espada y se dejó caer sobre ella. 5Cuando el escudero vio que Saúl había muerto, también él se echó sobre la espada y murió. 6Así murieron Saúl y sus tres hijos; de golpe desapareció toda su casa.
7Cuando los israelitas del valle vieron que Israel se daba a la fuga y que Saúl y sus hijos habían muerto, huyeron abandonando sus poblados. 8Los filisteos los ocuparon; al día siguiente fueron a despojar los cadáveres y encontraron a Saúl y a sus hijos muertos en el monte Gelboé. 9Los despojaron, tomaron sus cabezas y sus armas y las pasearon por todo el territorio filiesteo, llevando la buena noticia a sus ídolos y al pueblo. 10Colocaron las armas en el templo de sus dioses y clavaron las cabezas en el templo de Dagón.
11Los vecinos de Yabés de Galaad oyeron lo que los filisteos habían hecho con Saúl, 12y los más valientes se pusieron en marcha, tomaron el cadáver de Saúyl y los de sus hijos, y los llevaron a Yabés. Enterraron sus huesos bajo la encina de Yabés y celebraron un ayuno de siete días.
13Saúl murió por haberse rebelado contra el Señor, no prestando atención a su palabra y por haber consultado a los espíritus 14en vez de consultar al Señor. El Señor lo entregó a la muerte y traspasó el reino de David, hijo de Jesé.

Explicación.

10 En el libro de Samuel, el rey Saúl es una figura humana que surge, se desarrolla, se enfrenta con el profeta, después con David, y termina trágicamente.

El autor de las Crónicas introduce a Saúl para que represente una sola escena: su muerte. Así lo subordina totalmente a David, como un gran fracaso que prepara y hace resaltar un gran triunfo. Con esa muerte desaparece en este libro lo que pertenecía a Saúl: sus descendientes, la sombra de reino que sobrevive al norte y en Transjordania. Suprimiendo estos datos, el autor limpia de golpe el terreno, a mayor gloria del reino unificado bajo David; pero su táctica empobrece la figura humana del héroe, elimina el dramático juego de fuerzas que condujo a la exaltación de David. Y la visión dramática de la tradición es reemplazada por una visión triunfalista.

Reduciendo así la figura de Saúl, también ha eliminado toda la tensión interna en torno a la monarquía, debidamente registrada en el libro de Samuel. La monarquía davídica es aquí algo que se da por descontado: hacia ella tendía, sin oposiciones, toda la historia precedente. La gigantesca personalidad de Samuel se ha encogido hasta entrar en un encasillado de una tribu ajena: en vez de profeta y juez, anillo entre los jueces y los reyes, se ha convertido en un anillo en la cadena regular de los levitas.

Los grandes silencios del Cronista revelan su pensamiento no menos que sus adiciones, y están confesados por la presencia de otra historia oficial. Hay que leer la presente obra recortada sobre el fondo de las precedentes.

10,10 Cambios menores: Evita pronunciar el nombre de la diosa Astarté -exagerando quizá el propósito del Sal 16,4-; no menciona la exposición del cadáver decapitado de Saúl en la muralla de Beisán ni la cremación de los cadáveres.

10,13-14 Esto es adición del autor. Es como un epitafio de escarmiento. Se refiere sobre todo a 1 Sm 15 y 28. La relación pecado-muerte suena con fuerza en el primer capítulo narrativo del libro y resonará incansablemente: habrá otros reyes que sigan la suerte de Saúl.

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