domingo, 10 de noviembre de 2019

1 CRÓNICAS. CAPÍTULO XIX.

Guerra contra los amonitas (2 Sm 10,1-19; 12,26.30-31)

191Murió después Najás*, el rey de los amonitas, y su hijo le sucedió en el trono, 2David dijo: 
-Voy a portarme bien con Janún, hijo de Najás, porque su padre se portó bien conmigo.
Y, por medio de unos embajadores, le envió el pésame por la muerte de su padre. Pero cuando los embajadores de David entraron en territorio amonita para darle el pésame, 3los generales amonitas dijeron a Janún:
-¿Crees que David te da el pésame para mostrarte su estima por tu padre? Esa gente ha venido a examinar, explorar y destruir el país.
4Janún prendió a los embajadores de David, los afeitó, les cortó la ropa por la mitad, a la altura de las nalgas, y los despidió. 5Ellos volvieron abochornados. Se lo avisaron a David y el rey les envió este recado.
-Quedaos en Jericó hasta que os crezca la barba y luego venís.
6Cuando los amonitas cayeron en cuenta de que habían provocado a David, Janún y los amonitas enviaron tres mil kilos de plata a Aram Naharaym*, a Maacá y a Sobá para contratar carros y jinetes. 7Contrataron treinta y dos mil carros y al rey de Maacá con su ejército, vque vino a acampar desnte de Madabá. 8Los amonitas se reunieron en sus ciudades y se pusieron en pie de guerra. 9Al saberlo David, mandó a Joab con todo el ejército y sus campeones. Los amonitas salieron a la guerra y formaron para la batalla a la entrada de la ciudad, mientras que los reyes mercenarios se quedaban aparte en el campo.
10Joab se vio envuelto por delante y por la espalda; entonces escogió un grupo de soldados y los formó frente a los sirios. 11A la tropa restante la formó frente a los amonitas, al mando de su hermano Abisay, 12con esta consigna:
-Si los sirios me pueden, ven a librarme, y si los amonitas te pueden a ti, yo te libraré. 13¡Ánimo! Por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios luchemos valientemente, y que el Señor haga lo que le agrade.
14Joab y los suyos trabaron combate con los sirios y los pusieron en fuga. 15Los amonitas, al ver que los sirios huían, huyeron también ellos ante su hermano Abisay y se metieron en la ciudad. Joab volvió a Jerusalén. 16Al verse derrotados por Israel, los sirios enviaron mensajeros para movilizar a los sirios de allende el Éufrates. Sopac, general en jefe del ejército de Adadhézer, se puso al frente de ellos. 17Cuando informaron a David, concentró a todo Israel, cruzó el Jordán, llegó a donde estaban, tomó posiciones, se puso en orden de combate y entabló batalla con los sirios. 18Estos huyeron ante los israelitas; David les mató siete mil caballos de tiro y cuarenta mil hombres, entre ellos Sopac, general del ejército.
19Al ver los vasallos de Adadhézer que había sido derrotado por Israel, hicieron las paces con David y se sometieron. A los sirios se les quitaron las ganas de volver a ayudar a los amonitas.

Explicación.

19 Se salta el episodio de Meribaal, hijo de Saúl. Aunque fue un acto de benevolencia, muy calculada, por parte de David, el autor no quiere interferencias con la casa de Saúl.

Sigue el modelo y da importancia a la guerra, añadiendo unos miles de carros (que no le cuestan mucho al autor), unos reyes mercenarios y elevando los caballos de setecientos a siete mil.

19,1 * = Serpiente.

19,6 * = Siria Entrerríos.

19.7 El texto hebreo dice Madaba, que queda muy lejos de la zona; por lo que algunos corrigen y leen Fuente de Rabá; pero al autor le gusta amplificar.

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