domingo, 10 de noviembre de 2019

1 CRÓNICAS. CAPÍTULO XXIX

Ofrendas para el templo (Éx 25;35-36)

291El Rey David dijo luego a toda la comunidad:
-Mi hijo Salomón, al que Dios eligió, es joven e inmaduro; sin embargo, la empresa es enorme, porque no se trata de construir una casa cualquiera, sino un templo al Señor Dios. 2Por eso fui haciendo los preparativos según mi capacidad: oro para los objetos de oro, plata para los de plata, bronce, para los de bronce, hierro para los de hierro, madera para el mobiliario, ónice, piedras de engaste, azabache, piedras para mosaicos, toda clase de piedras preciosas y gran cantidad de alabastro. 3Además, por amor al templo de mi Dios, aparte de lo que ya he preparado para el santuario, entrego mis tesoros de oro y plata: 4mil quintales de oro, de oro de Ofir; dos mil cuatrocientos quintales de plata finísima, para recubrir las paredes interiores del templo, 5para los diversos objetos de oro y plata y para los trabajos de los orfebres. ¿Quién quiere hoy ofrecer generosamente al Señor?
6Los cabezas de familia, los jefes de las tribus de Israel, los jefes y oficiales y los superintendentes 7ofrecieron generosamente para la construcción del templo ciento setenta quintales de oro, diez mil dáricos, tres mil cuastrocientos treinta quintales de plata, seis mil ciento setenta y cuatro toneladas de bronce y tres mil cuatrocientas treinta toneladas de hierro. 8Los que tenían piedras preciosas las entregaron a Yejiel, guersonita, para el tesoro del templo. 9El pueblo, lleno de generosidad, se alegraba de ofrecer algo al Señor, y también David sentía gran alegría.

Oración de David

10Entonces bendijo al Señor en presencia de toda la comunidad y dijo:
-Bendito seas, Señor, Dios de nuestro padre Israel, desde siempre y para siempre. 11A ti, Señor, la grandeza, el poder, el honor, la majestad y la gloria, porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra. 12Tuyo el reino y el que está por encima de todos. Riqueza y gloria vienen de ti. Todo lo gobiernas. En tus manos están la fuerza y el poder, en tus manos engrandecer y fortalecer a quien quieras. 13Nosotros, Dios nuestro, te damos gracias y alabamos tu nombre glorioso. 14Ni yo ni mi pueblo somos nadie para ofrecerte todo esto, porque todo es tuyo, y te ofrecemos lo que tu mano nos ha dado. 15Ante ti somos emigrantes y extranjeros, igual que nuestros padres. Nuestra vida terrena no es más que una sombra sin esperanza. 16Señor, Dios nuestro, todo lo que hemos preparado para construir un templo a tu santo nombre viene de tus manos y a ti te pertenece. 17Sé, Dios mío, que sondeas el corazón y amas la sinceridad. Con sincero corazón te ofrezco todo esto, y veo con alegría a tu pueblo aquí reunido ofreciéndote sus dones. 18Señor, Dios de nuestros padres Abrahán, Isaac e Israel, conserva siempre en tu pueblo esta forma de pensar y de sentir, mantén sus corazones fieles a ti. 19Concede a mi hijo Salomón un corazón íntegro para poner en práctica todos tus preceptos, normas y mandatos, y para edificarte este templo que he proyectado.
20David añadió a toda la comunidad:
-Bendecid al Señor, vuestro Dios.
Toda la comunidad bendijo al Señor, Dios de sus padres, y postrándose rindieron homenaje al Señor y al rey.
21Al día siguiente ofrecieron sacrificios y holocaustos al Señor: mil novillos, mil carneros y mil corderos, con sus libaciones, y numerosos sacrificios por todo Israel. 22Festejaron aquel día comiendo y bebiendo en presencia del Señor. Entronizaron por segunda vez a Salomón, hijo de David, y lo ungieron jefe por la gracia de Dios. A Sadoc lo ungieron sacerdote.

Muerte de David y reinado de Salomón

23Salomón se sentó en el trono del Señor como sucesor de su padre, David, y tuvo éxito. 24Todo Israel le prestó obediencia y todos los generales, los campeones y los hijos del rey David prestaron juramento al nuevo rey. 25El Señor engrandeció a Salomón ante todo Israel y le otorgó una majestad regia que no habían conocido los reyes anteriores de Israel.
26David, hijo de Jesé, fue rey de todo Israel. 27Reinó cuarenta años, siete en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén. 28Murió en buena vejez, colmado de años, riquezas y gloria. Su hijo Salomón le sucedió en el trono. 29Las gestas de David, de la primera a la última, están escritas en los libros de Samuel, el vidente, en la historia del profeta Natán y en la historia del vidente Gad, 30con todo lo referente a su reinado, a sus batallas y lo que le sucedió a él, a Israel y a todos los reinos vecinos.

Explicación

Con su propio ejemplo, David quiere promover una última colecta generosa, como la de Ex 25 y 35-36. El gozo de dar a Dios lo recomienda Eclo 35,8 y de dar a los hombres, 2 Cr 9,7.

29,7 Dárico es el nombre de la moneda acuñada en tiempo de Darío II de Persia (423-404).

29,10-19 La plegaria de David desarrolla estos temas: Dios sobre todo, nosotros ante Dios, nuestros dones y su sentido, súplica por el pueblo y el nuevo rey. Con repeticiones insistentes, el autor expresa el sentido del culto y de las ofrendas: todo es de Dios; de él lo recibimos y a él se lo devolvemos, por el reconocimiento y el don; recibimos los dones que dar y la voluntad de dar; damos de lo que nos dieron y nuestro mejor don es la sinceridad.

29,10 Al principio nombra al patriarca Israel; al final, a los tres patriarcas, en inclusión poco marcada.

29,11 Empieza con el reconocimiento (que inspirará diversos himnos insertos en el Apocalipsis del NT). El "reino y el que está por encima" son la nación israelita y su rey; son la posesión particular del Señor en la tierra. Por tanto, el reino no es propiedad del rey, sino que, referidos ambos a Dios, muestran una diferencia muy relativa.

29,12 Dios comunica a otros de lo suyo, eligiendo hombres y manteniendo la soberanía de la historia. (Se evita el título de "rey" para el hombre y para Dios; no así en el salmo citado en el cap. 16).

29,14 La segunda parte es modelo de "ofertorio litúrgico: "que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos".

29,15 Véase Sal 39,13. Siendo la tierra propiedad de Dios, el hombre se encuentra como emigrante. Es decir, referido y abierto a Dios, su existencia y pertenencia al mundo se relativiza. En el culto, cerrando el circuito de Dios a Dios, parece que culmina esa vida precaria. El autor no sabe superar la radical limitación de la existencia terrena (véase 2 Sm 14,14), y, sin embargo, sus personajes son capaces de alegría auténtica.

29,17 Esta sinceridad profunda es totalmente distinta del pánico numinoso que doblega al hombre ante Dios y lo fuerza bajo el miedo a ofrecer sus sacrificios; también es radicalmente opuesta al cálculo de la religión del do ut des.

29,18 La mirada del rey anciano se remonta hacia el pasado hasta los patriarcas del pueblo y quiere abarcar el futuro del pueblo con su plegaria. Su último legado, más que el templo material, es una súplica por la actitud vital del pueblo.

Esta plegaria ha de pesar más que los largos capítulos organizativos. Ella condena el ritualismo mecánico de un culto extrínseco. Y también condena, en el último verso, un culto separado del cumplimiento de los mandatos.

29,21-22 La ceremonia litúrgica de los sacrificios se celebra al día siguiente. Hay sacrificios de comunión y el consiguiente banquete sacro.

29,23-25 Desaparecen todas las intrigas de los hermanos ambiciosos del trono (1 Re 1-2).

29,29-30 Las fuentes citadas son probablemente los capítulos correspondientes de Samuel y Reyes. Es tradicional atribuir estos libros a "profetas antiguos", y nuestro autor sugiere nombres que le parecen razonables, dando un título distinto, aunque equivalente a cada uno.

1 CRÓNICAS. CAPÍTULO XXVIII.

Recomendaciones para la construcción del templo

281David reunió en Jerusalén a todas las autoridades de Israel: a los jefes de las tribus y de las divisiones al servicio del rey, a los generales y oficiales, a los superintendentes de la hacienda y de la ganadería real, a los cortesanos, a los campeones y a todos los hombres más capaces. 2El rey David se puso en pie y dijo:
-Hermanos míos, pueblo mío; escuchadme. Yo tenía pensado construir un templo para descanso del arca de la alianza del Señor y como estrado de los pues de nuestro Dios. Realicé los preparativos para la construcción, 3pero Dios me dijo: <<Tú no edificarás un templo en mi honor porque te has pasado la vida guerreando y has derramado mucha sangre>>. 4El Señor, Dios de Israel, me había elegido entre toda mi familia para ser rey vitalicio de Israel. En efecto, escogió a Judá como tribu capitana, dentro de Judá a mi familia y entre mis hermanos se fijó en mí para hacerme rey de todo Israel. 5Y entre los muchos hijos que me dio el Señor, eligió a mi hijo Salomón para que ocupe el trono real del Señor en Israel. 6Y medijo: <<Tu hijo Salomón será quien edifique mi templo y mis atrios, porque lo he escogido como hijo y seré un padre para él. 7Si se esfuerza por cumplir mis preceptos y decretos, como ahora hace, consolidaré su reino para siempre>>. 8Por tanto, en presencia de todo Israel, comunidad del Señor, y poniendo por testigo a nuestro Dios, os digo: Observad y estudiad todos los preceptos del Señor, vuestro Dios; así poseeréis este magnífico país y se lo legaréis a vuestros descendientes para siempre. 9Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre y sírvele de todo corazón, con generosidad de espíritu, que el Señor escruta los corazones y penetra todas las intenciones. Si lo buscas, se dejará encontrar; si lo abandonas, te rechazará definitivamente. 10Mira, el Señor te ha elegido para construir un santuario. Ánimo, manos a la obra.
11David entregó a su hijo Salomón los planos del atrio y del templo, de los almacenes, las habitaciones superiores, las naves interiores y la cámara del propiciatorio. 12También el proyecto que había concebido sobre los atrios del templo y las habitaciones circundantes para el tesoro del templo de Dios, para los dones votivos, 13para las clases sacerdotales y levíticas, para los diversos servicios del culto del templo y para los objetos sagrados del mismo. 14Le indicó la cantidad de oro que debía tener los objetos de oro según sus funciones y la cantidad de plata que debían tener los objetos según la suyas; 15el peso de los candelabros de oro con sus lámparas y el de los de plata con las suyas, según el uso de los diversos candelabros; 16la cantidad de oro de cada una de las mesas de los panes presentados y la de plata de las mesas de plata; 17el oro de ley de los trinchantes, aspersorios y copas, la cantidad de oro y plata de las tazas respectivas. 18El oro refinado del altar del incienso y el proyecto del carro de los querubines de oro, que cubren con sus alas el arca de la alianza del Señor. 19Todo esto se hallaba en un escrito que el Señor le había consignado, explicando la fabricación del modelo.
20David añadió a su hijo Salomón:
-Ánimo, sé valiente; pon manos a la obra. No te asustes ni te acobardes, que el Señor Dios, mi Dios, está contigo. No te dejará ni te abandonará hasta que remates todas las obras del servicio del templo. 21Están a tu disposición las clases sacerdotales y levíticas que se encuentran al servicio del templo de Dios, y además de las autoridades y del pueblo, que están plenamente a tus órdenes, también te ayudarán en esta tarea muchos profesionales que se ofrecerán voluntariamente.

Explicación.

28,1 Empalmamos con 23,3, después de la larga inserción. El verso recoge varios de los grupos descritos, que han de asistir al acto formal de la sucesión. Tenemos aquí un buen ejemplo del estilo oratorio del autor.

28,2 El templo tiene una dimensión histórica: es término de las andanzas por el desierto, lugar de descanso del Señor en medio de su pueblo; tiene además una dimensión cósmica: es apenas un estrado donde apoya los pies en la tierra el Señor entronizado en el cielo. Representa una presencia y un desborde.

28,3 El pasado belicoso pesa demasiado cuando se ha de construir un templo bajo el signo del descanso y de la estabilidad cósmica. La expresión "derramar sangre" significa normalmente cometer homicidio: ¿Alude el autor sutilmente al asesinato de Urías? (Véase 22,8).

28,4-5 A un par de frases reduce el autor las dramáticas incidencias de la sucesión, que ocupan en el modelo de 2 Sm 13 a 1 Re 2.

28,6 Según 2 Sm 7,14 y Sal 89,27-28.

28,7 Esta condición parece insinuar el final desgraciado de Salomón y también puede incluir retrospectivamente el destierro. Esta condición inicial justifica los hechos trágicos que todos conocen.

28,8 El discurso sobre la sucesión y la construcción del templo desemboca en una exhortación de sabor deuteronómico. Así resulta que el templo no es sólo un lugar para el ejercicio del culto, sino que actualiza las exigencias morales del Señor. Se insinúa apenas lo que con tanta fuerza había predicado Jeremías (Jr 7 y 26). Además, el templo queda ligado a la tierra prometida y entregada bajo condiciones; de nuevo podemos escuchar una alusión al destierro.

28,9-10 La exhortación es muy rítmica. Otra vez se juega con el nombre de Salomón (beleb shalem). También vemos que la elección no es privilegio, sino misión. Para realizarla debe conjugar el sucesor la actitud interna y la acción externa.

28,11-19 Según las antiguas creencias, la divinidad entrega los planos o el modelo del templo que se ha de edificar; el templo terrestre ha de ser imagen del celeste, que Dios solo conoce y puede revelar. En este sentido, la estructura del templo es una especie de revelación. El Señor entrega el plano dibujado a David (v. 19) y también le da una inspiración interior sobre el modelo (v. 12).

Esta idea de la revelación minuciosa de Dios preside los capítulos 25-30 del Éxodo y 40-46 de Ezequiel; el término técnico tabnit se lee en Éx 25,9.40.

28,14 En esta actividad el David del Cronista suplanta al Moisés del Éxodo.

28,20-21 Otra vez resuena la exhortación de Moisés a Josué (Jos 1,9). Salomón puede confiar en la asistencia de Dios y en la colaboración humana, obligada o espontánea. El rey tendrá la virtud y el encargo de movilizar las fuerzas del pueblo para la gigantesca tarea.

1 CRÓNICAS. CAPÍTULO XXVII.

271Israelitas seglares:
Los cabezas de familia, jefes de mil y oficiales de cien, con sus alguaciles, estaban al servicio del rey para toda clase de asuntos. Se turnaban por divisiones de mes en mes, todo el año, y cada división constaba de veinticuatro mil hombres.
2Al mando de la primera, la del primer mes, estaba Yasobeán, hijo de Zabadiel, con veinticuatro mil hombres. 3Era descendiente de Fares y jefe de todos los oficiales del primer mes. 4Al mando de la división del mes segundo se encontraba Eleazar, hijo de Doday, el ajojita; el caudillo Miclot formaba parte de ella; tenía veinticuatro mil hombres. 5Jefe de la tercera división, la del mes tercero, era Benayas, hijo del sumo sacerdote Yehoyadá, con veinticuatro mil hombres; 6Benayas era uno de los treinta campeones y jefe de ellos; su hijo Amizabad pertenecía a esta división. 7Jefe del cuarto, para el mes cuarto, Asael, hermano de Joab, al que sucedió su hijo Zebadías, con veinticuatro mil hombres. 8Jefe del quinto, para el mes quinto, el general Sambut de Zéraj, con veinticuatro mil hombres. 9Jefe del sexto, para el mes sexto, Irá, hijo de Iqués de Tecua, con veinticuatro mil hombres. 10Jefe del séptimo, para el mes séptimo, Jeles, el pelteo, de la tribu de Efraín, con veinticuatro mil hombres. 11Jefe de octavo, para el mes octavo, Sibcay de Jusá, zerajita, con veinticuatro mil hombres. 12Jefe del noveno, para el mes noveno, Abiézer de Anatot, benjaminita, con veinticuatro mil hombres. 13Jefe del décimo, para el mes décimo, Mahray de Netofá, zerajita, con veinticuatro mil hombres. 14Jefe del undécimo, para el mes undécimo, Benayas de Piratón, efraimita, con veinticuatro mil hombres. 15Jefe del duodécimo, para el mes duodécimo, Jelday de Netofá, descendiente de Otniel, con veinticuatro mil hombres.
16Jefes de las tribus de Israel:
De Rubén: Eliezer, hio de Zicrí. De Simeón: Sefatías, hijo de Maacá. 17De Leví: Jasabías, hijo de Quemuel. De Aarón: Sadoc. 18De Judá: Eliab, hermano de David. De Isacar: Omrí, hijo de Miguel. 19De Zabulón: Yismayas, hijo de Abdías. De Neftalí: Yerimot, hijo de Azriel. 20De Efraín: Oseas, hijo de Uzías,. 21De media tribu de Manasés: Joel,  hijo de Fedayas. De la otra media tribu de Manasés en Galaad: Yidó, hijo de Zacarías. De Benjamín: Yasiel, hijo de Abner. 22De Dan: Azarel, hijo de Yeroján. Estos eran los jefes de las tribus de Israel.
23David no hizo el censo de los menores de veintiuún años, porque el Señor había prometido multiplicar a Israel como las estrellas del cielo. 24Joab, hijo de Seruyá, comenzó el censo -lo que motivó la cólera de Dios contra Israel-, pero no lo terminó, y por eso no figura el número en los Anales del rey David.
25Superintendentes:
Del tesoro de la corona: Azmaut, hijo de Adiel. De los silos del campo, pueblos, aldeas y alquerías: Jonatán, hijo de Uzías. 26De los labradores que cultivaban la tierra: Ezrí, hijo de Quelub. 27De los viñedos: Semeí, de Ramá. De los productos de las viñas y de las bodegas: Zabdí, de Sefán. 28De los olivares y de los sicómoros de la Sefela: Baaljanán, de Hagguedera*. De los depósitos de aceite: Joás. 29De las vacadas que pastaban en Sarón: Sitray, saronita. De las vacadas de las vegas: Safat, hijo de Adlay. 30De los camellos: Obil, de Ismael. De las borricas: Yejdías, de Meronot. 31Del ganado menor: Yaziz, de Agar. Todos ellos eran superintendentes de la hacienda del rey David.
32Jonatán, tío de David, hombre inteligente y culto, era consejero; él y Yejiel, hijo de Jacmoní, eran preceptores de los hijos del rey. 33Ajitófel era consejero del rey. Jusay, arquita, era amigo del rey. 34A Ajitófel le sucedieron Yehoyadá, hijo de Benayas, y Abiatar. El general en jefe era Joab.

Explicación.

27,1-15 Estos israelitas no levitas, jerárquicamente organizados, estaban al servicio directo de la corona; no se especifica en qué funciones. El contexto en que figura la lista hace pensar en servicios relacionados con el templo. Entre los nombres citados se destaca de moco extrayo ese Benayas, de familia sacerdotal, campeón militar, y jefe de un grupo.

27,16-22 La lista de las tribus es semejante a la del cap. 2. Como hay que mantener el número doce y por otra parte José está desdoblado en Efraín y Manasés, y Leví figura como tribu autónoma, desaparecen Gad y Aser; una tribu de Transjordania y otra de la costa occidental. Pero lo más extraño es ver contado a Aarón como tribu aparte, distinta de Leví; Sadoc, el jefe, no exhibe su apellido genealógico.

27,23-24 La noticia no está de acuerdo con la narración del cap. 21. Aquí parece ser Joab quien toma la iniciativa del censo, y no lo termina; David queda libre de culpa. Parece ser una nota que intenta explicar por qué la lista precedente sólo ofrece nombres de jefes y no los números de las tribus.

27,25-31 La lista nos da un buen resumen de una economía agrícola y ganadera. Resultan doce nombres, dos de ellos son extranjeros, al parecer especialistas en el oficio de pastores. Tales riquezas suponen un sistema tributario eficaz. Compárese esta lista con la amonestación de Samuel en 1 Sm 8,11-17.

27,28 * = La Cerca.

27,32-34 Se trata de la corte próxima al rey. "Amigo del rey" podría significar valido o favorito. El segundo libro de Samuel cuenta hechos interesantes de estos personajes, aquí reducidos a nombres y cargos.

1 CRÓNICAS. CAPÍTULO XXVI.

261Clases de porteros:
De los corajitas: Meselemías, hijo de Coré, descendiente de Abiasaf. 2Hijos de Meselemías: Zacarías, el primogénito; segundo, Yediel; tercero, Zebadías; cuarto, Yatniel; 3quinto, Elán; sexto, Juan; séptimo, Elioenay. 4Hijos de Obededón: Sémayas, el primogénito; segundo, Yehozabad; tercero, Yoaj; cuarto, Sacar; quinto, Netanel; 5sexto, Amiel; séptimo, Isacar; octavo, Peuletay. 6Su hijo Sémayas tuvo varios hijos, que se impusieron en sus familias por sus grandes cualidades. 7Hijos de Sémayas: Otní, Rafael, Obed, Elzabad, y sus hermanos Elihú y Semaquías, de grandes cualidades. 8Todos éstos eran descendientes de Obededón. Ellos, sus hijos y sus hermanos eran setenta y dos en total, hombres de cualidades y robustos para el trabajo. 9Meselemías tuvo hijos y hermanos, dieciocho hombres capaces.
10Los hijos de JOsá, descendientes de Merarí, fueron: Simrí, el jefe, pues aunque no era el primogénito, su padre le dio el primer puesto; 11segundo, Jelcías; tercero, Tebalías; cuarto, Zacarías. Los hijos y hermanos de Josá fueron trece en total. 12A estos grupos de porteros, tanto a los jefes como a sus hermanos, seles encomendó el servicio del templo. 13Pequeños y grandes se sortearon las puertas por familias. 14La oriental le tocó a Selamías. La del norte, a su hijo Zacarías, que era un consejero prudente. 15La del sur, a Obededón, y a sus hijos los almacenes. 16A Josá le tocó la occidental, la puerta del Tocón, que da a la costanilla. 17Los turnos de guardia eran proporcionales: seis levitas por día en la oriental, cuatro por día al norte, cuatro por día al sur, y de dos en dos en los almacenes; 18junto a los soportales, a poniente, cuatro para la cuesta y dos para los soportales.
19Estas eran las clases de porteros, descendientes de Córaj y de Merarí.
20Levitas encargados del tesoro del templo y de los dones votivos:
Yejlelí, hjo de Ladán, guersonita. 22Los hijos de Yejlelí, Zetán y su hermano Joel, custodiaban los tesoros del templo.
23Descendientes de Ammrán, Yishar, Hebrón y Uziel: 24Subael, hijo de Guersón, hijo de Moisés, era el tesorero mayor. 25Sus hermanos, por parte de Eliezer, eran: Rejabías, Isaías, Jorán, Zicrí y Selomit. 26Este Selomit y sus hermanos custodiaban los dones votivos que habían regalado el rey David, los cabezas de familia y los generales, jefes y oficiales del ejército; 27parte del botín de guerra lo habían dedicado a la fábrica del templo; 28también custodiaban todo lo que habían donado el vidente Samuel; Saúl, hijo de Quis; Abner, hijo de Ner, y Joab, hijo de Seruya. Todo lo consagrado estaba a cargo de Selomit y sus hermanos.
29De los Yisharitas, Jeconías y sus hijos se ocupaban de los asuntos profanos de Israel como alguaciles y jueces. 30 De los hebronitas, Jasabías y sus parientes, mil setencientos hombres capaces, administraban los asuntos del Señor y de la corona de Israel, a occidente del Jordán. 31El jefe de los hebronitas era Yerías. El año cuarenta del reinado de Davide se investigó el árbol genealógico de los hebronitas y encontraron entre ellos gente capaz en Yazer de Galaad. 32Sus parientes eran dos mil setecientos cabezas de familia, todos hombres de armas; el rey David los puso al frente de los rubenitas, de los gaditas y de la media tribu de Manasés para todos los asuntos religiosos y de la corona.

Explicación.

26,1-19 Apreciamos el mismo orden y organización de un templo ya en funciones. Encontramos las expresiones variadas gibborê hayl, benê hayl, - ysh hayl, de sentido ambiguo. La primera era un término militar, las otras dos pueden aplicarse a cualidades civiles. A lo mejor el autor quiere aludir a la valentía de estos guardianes del recinto sagrado; sabemos por el libro de los Números que tenían que defender los accesos incluso dando muerte al intruso. Pues, si Dios no manda acercarse a uno, "¿quién se atrevería a acercarse? (Jr 30,21). En cambio, Zacarías ( v. 14) se distingue como "consejero prudente" puede ser una cualidad o un cargo, no sabemos si relacionado con el oficio de guardián.

26,20-28 Era normal que los templos tuvieran sus "tesoros" de objetos preciosos, sus almacenes y sus arcas de dinero, para la fábrica y los gastos del culto. Esta acumulación los hizo muy codiciados de los conquistadores (Nabucodonosor y de modo particular, Heliodoro, 2 Mac 3).

Lo extraño es encontrar entre los donantes o fundadores del tesoro al rey Saúl y a su general Abner. Quizá aluda a Nm 31,54 o le añade un acto semejante.

26,29-32 Aquí termina la cuidadosa separación de funciones, y encontramos a levitas encargados de asuntos civiles. Es imposible definir sus funciones específicas, la traducción es conjetural; a lo mejor su tarea era la recaudación de impuestos para el templo y palacio. Su capacidad se puede entender en sentido militar o civil. También es extraño encontrar un enclave tan considerable de levitas en Transjordania.

1 CRÓNICAS. CAPÍTULO XXV.

Distribución de los cantores

251David y los directores del culto separaron para el culto a los hijos de Asaf, Hemán y Yedutún, que improvisaban al son de cítaras, arpas y platillos.
Lista de las personas empleadas en esta tarea del culto:
2De la familia de Asaf: Zacur, José, Natanías y Asarela, hijos de Asaf, bajo la dirección de Asaf, que improvisaba a las órdenes del rey. 3De la familia de Yedutún: Godolías, Yisrí, Isaías, Semeí, Jasabías y Matitías; seis en total, bajo la dirección de su padre, Yedutún, que improvisaba al son de la cítara, alabando y dando gracias al Señor. 4De la familia de Hemán: Buquías, Matanías, Uziel, Sebuel, Yerimot, Ananías, Jananí, Eliata, Guildalti, Romamti-Ezer, Yosbecasa, Maloti, Hotir, Majziont. 5Todos estos eran hijos de Hemán, vidente del rey, según la promesa divina de exaltar su prestigio. Dios concedió a Hemán catorce hijos y tres hijas. 6Todos ellos, bajo la dirección de su padre, cantaban en el templo del Señor con platillos, arpas y cítaras, ejerciendo el culto en el templo de Dios. Asaf, Hemán y Yedutún se hallaban a las órdenes inmediatas del rey.
7Su número, incluido el de sus parientes, era doscientos ochenta y ocho; todos dominaban el arte del cantar al Señor. 8Se sorteraon el servicio, sin distinguir entre pequeños y grandes, maestros y discípulos.
9En el sorteo salieron: Primero, José; con sus hermanos e hijos, doce. Segundo, Godolías; con sus hermanos e hijos, doce. Tercero Zacur, con sus hermanos e hijos, doce. 11Cuarto, Yisrí, con sus hermanos e hijos, doce. 12Quinto, Natanías, con sus hermanos e h ijos, doce. 13Sexto, Buquías; con sus hermanos e hijos, doce. 14Séptimo, Asarela; con sus hermanos e hijos, doce. 15Octavo, Isaías; con sus hermanos e hijos, doce. 16Noveno, Matanías; con sus hermanos e hijos, doce. 17Décimo Semeí; con sus hermanos e hijos, doce. 18Undécimo, Azarel; con sus hermanos e hijos, doce. 19Duodécimo, Jasabías; con sus hermanos e hijos, doce. 20Décimotercero, Subael; con sus hermanos e hijos, doce. 21Décimocuarto, Matitías; con sus hermanos e hijos, doce. 22Décimoquinto, Yeremot; con sus hermanos e hijos, doce. 24Décimosexto, Ananías; con sus hermanos e hijos, doce. 24Decimoséptimo, Yosbecasa; con sus hermanos e hijos, doce. 25Décimoctavo, Jananí; con sus hermanos e hijos, doce. 26Décimonono, Malotí; con sus hermanos e hijos, doce. 27Vigésimo primero, Hotir; con sus hermanos e hijos, doce. 29Vigésimo segundo, Guidalti; con sus hermanos e hijos, doce. 30Vigésimo tercero, Majziot; con sus hermanos e hijos, doce. 31Vigésimo cuarto, Romamti-Ezer; con sus hermanos e hijos, doce.

Explicación.

25 También los cantores forman 24 grupos. Ya hemos visto que los tres jefes representan las tres grandes familias levíticas (capítulo 6).

A los tres jefes se les atribuyen cualidades de "improvisar". La palabra hebrea es la que se emplea para la actividad profética, extática o no. Es claro que aquí no se trata de la misión divina para pronunciar oráculos, sino de un servicio litúrgico. Podemos pensar en la habilidad o "inspiración" para el canto, que muchas veces sería improvisado (como una forma de cante jondo); también se puede pensar en la composición literaria de textos litúrgicos, pero esto es menos probable. Si la interpretación es correcta, resulta que los artesanos constructores del arca estaban dotados de destreza, estos cantores poseían "inspiración". Y esto nos lleva a comparar la minuciosa organización arquitectónica del templo de Ezequiel y la organización del canto litúrgico en el presente libro. Si a David le estuvo negado realizar la arquitectura, para compensarlo se concentró en la música.

Al especificar, el autor distingue: Asaf improvisaba a las órdenes del rey (¿o siguiendo el texto del rey?); Yedutún improvisaba alabando al Señor; Hemán es "vidente" del rey, es decir, profeta oficial, como Gad o Natán.

25,4 Los cinco primeros nombres de la lista son normales; a partir del sexto encontramos formas anómalas. Tomando las consonantes de estos nombres, los comentaristas han reconstruido un fragmento de salmo de súplica, que se puede traducir así: "Piedad, Señor, piedad: mi Dios eres tú. Exalto y ensalzo tu auxilio. Cuando estaba abrumado, dije: Redobla las señales". Tratándose de especialistas del canto, es posible que recibieran o tomaran nombres de textos litúrgicos (cosa conocida en la cultura sumeria); como si sus nombres bien ordenados fueran ya un canto al Señor. La frase se deshace en la lista que sigue.

25,5 Es dudosa la traducción "para los asuntos religiosos y para los intereses de la corona", se podría traducir, "por encargo de Dios, para exaltar su poder" (el poder real).

25,6 Según el texto también las hijas cantaban en el templo, en un coro mixto.

25,7 Frente a la capacidad de "improvisación", el resto está "educado" o ensayado en cantar al Señor; puede tratarse del canto coral, programado, frente al canto improvisado de los solistas.


1 CRÓNICAS. CAPÍTULO XXIV.

Distribución de los sacerdotes

241Clases de los aaronitas:
2Hijos de Aarón: Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar. Como Nadab y Abihú murieron antes que su padre, sin dejar hijos, Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio. 3David, Sadoc, de la familia de Eleazar, y Ajimélec, de la familia de Itamar, los distribuyeron en clases para que prestasen servicio por turnos. 4Resultó que la familia de Eleazar contaba más varones que la de Itamar; por eso a los de Eleazar les correspondieron dieciséis cabezas de familia y a los de Itamar ocho. 5La distribución se hizo por sorteo, ya que tanto los eleazaritas como los itamaritas tenían funcionarios sagrados y funcionarios de Dios. 6Un levita, el secretario Semayas, hijo de Netanel, los inscribió en presencia del rey, de las autoridades, del sacerdote Sadoc, de Ajimélec, hijo de Abiatar, y de los cabezas de familia sacerdotales y levíticos: dos familias de Eleazar, una de Itamar, y así sucesivamente.
7En el sorteo fueron saliendo: primero, Yehoyarib; segundo, Yedayas; 8tercero, Jarín; cuarto, Sorín; 9quinto, Malquías; sexto, Miyamín, 10séptimo, Hacós; octavo Abías; 11noveno, Jesús, décimo, Secanías; 12undécimo, Eliasib; duodécimo, Yaquín; 13decimotercero, Jupá; decimocuarto, Yesebab; 14décimoquinto, Bilgá; décimosexto, Imer; 15décimoséptimo, Jezir; decimoctavo, Hapisés; 16décimonono, Petajías; vigésimo, Ezequiel; 17vigésimo primero, Yaquín; vigésimo segundo, Gamul; 18vigésimo tercero, Delayas; vigésimo cuarto, Maazías.
19Estos fueron los turnos para acudir al templo del Señor, según las normas establecidas por su padre, Aarón, de acuerdo con el mandato del Señor, Dios de Israel.
20Otros miembros de familias levíticas:
De la familia de Amrán, Subael; de la familia de Subael, Yejdías; 21de la famlia de Rejabías, el jefe era Yisías; de los yisharitas, Selomot; 22de la familia de Selomot, Yájat; 23de la familia de Hebrón, el jefe era Yerías; segundo, Amarías; tercero, Yajziel; cuarto, Yecameán. 24De la familia de Uziel, Miqueas; de la familia de Miqueas, Samur. 25Yisías era hermano de Miqueas; el jefe de la familia de Yisías era Zacarías.
26Hijos de Merarí: Majlí y Musí; también era hijo suyo Uzías. 27Descendientes de Merarí por parte de Uzías: Sohan, Zacur e Ibrí. 28Por parte de Majlí: Eleazar, que no tuvo hijos, y Quis. 29Por parte de Quis: su hijo Yerajmeel. 30Hijos de Musí: Majlí, Eder y Yerimot. Estas eran las familias de los levitas.
31Igual que sus hermanos los aaronitas, también ellos hicieron sorteo, tanto las familias principales como las más pequeñas, en presencia del rey David, de Sadoc, de Ajimélec y de los cabezas de familia sacerdotales y levíticos.

Explicación.

24,1-19 El autor se calla la razón de la muerte de Nadab y Abihú (Nm 26,61). Después parece que quiere zanjar una discusión de las dos ramas sacerdotales: el libro de los Números hace una distinción entre Itamar y Eleazar; el primero es inspector o superintendente de guersonitas y meraritas (Nm 4,28.33), el segundo es el jefe supremo de los levitas (Nm 3,32). El autor les concede la misma categoría, a la vez que reconoce la diferencia numérica.

24,3 Evita mencionar a Abiatar, rival de Sadoc y caído en desgracia (1 Re 2,26-27).

24,7 Yehoyarib es el antecesor de los llamados Macabeos.

24,20-31 La lista parece un complemento de 23,6-24. También aquí el sorteo decide, respetando la igualdad de las familias.